A éstos no se les respeta
como autoridad pues siempre han
sido la fuerza que salvaguarda los
intereses de quienes se encuentran
en el poder, en todo momento dispuestos
a humillar y asaltar a los ciudadanos.
Son los que reprimen manifestaciones,
extorsionan, roban, vio-
lan mujeres, torturan... y sólo drogados
se atreven a hacerlo. No merecen
respeto como personas ni como
institución de Seguridad Pública.
Desde luego, la explosión de las
mujeres fue de inmediato satanizada
por los medios: No podía ser que el
pueblo pierda el miedo a la fuerza
pública, que la enfrenten y la dejen
en ridículo como ya ha pasado en las
luchas sociales. Son un mal ejemplo.
Las televisoras, empresarios y funcionarios
de gobierno tiemblan cuando
el pueblo desata así su furia.
No faltó la hipocresía de los modositos
que se espantan con cualquier
mentada de madre. Y el comediante
Brozo se burlaba en su pro-
grama llamandolas "gordas y feas"
(como si él estuviera tan guapo y
delgadito) sin que nadie lo llame a
cuentas por su actitud discriminatoria
y machista. Sí, desde la televisión se
enjuicia y se condena preparando la
opinión pública y la orden judicial.
Pronto las obligaron a pedir
perdón, a que acepten su mala actitud,
no obstante que ellas dicen
haberse defendido del robo y que era
puro cuento el alcoholímetro por lo
que supuestamente las detuvieron.
También hubo espanto porque insultaron
a los policías gritándoles
"asalariados de mierda" , siendo que
ser asalariado no es ningún orgullo
en el sistema obrero-patronal que
nos rige, mucho menos al servicio de
los opresores. Por eso este país está
tan mal, gritaban con acierto.
Si todos los mexicanos tuviéramos
esas agallas, otro gallo cantaría en
nuestro México.